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Le estarán sometidas todas las naciones: a él, a su hijo y a su nieto, hasta que también le llegue a su país el tiempo de someterse a numerosas naciones y a reyes poderosos. Y si una nación o reino no se somete a Nabucodonosor, rey de Babilonia, y no pone su cuello bajo el yugo del rey de Babilonia, yo mismo castigaré a esa nación con la espada, el hambre y la peste —oráculo del Señor—, hasta que haya acabado con ellos por medio de él. Ustedes no escuchen a sus profetas, adivinos, intérpretes de sueños, agoreros y magos cuando les dicen: “No acabarán sometidos al rey de Babilonia”,

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